Atardeceres

| Traducción en castellano debajo ^^ |

(Os deseamos un feliz inicio de año y que este 2021 sea un poquito menos caótico ❤). 

★★★

Unhas palabras no vento, un adeus no corazón. O alento contido nesa mirada demasiado fugaz, nese sorriso finxido. Un xesto, só un, nun fráxil intento por agarrar o tempo que esvaraba entre os dedos. E o sol esvaecéndose nun espectáculo de luces perfecto para o decorado desa actuación. 

O amarelo foi para o sorriso, para as palabras bonitas e as promesas baleiras. Unha desesperada esperanza que tomaba forma nese último encontro, tratando de quebrar o inevitable. Despois o mundo inundouse de laranxa e os sons marcharon, a música cesou, as palabras apagáronse. Só quedaron as miradas, que xa iniciaran un camiño de non retorno. Todos os sentimentos que nunca chegaran a dicirse xuntáronse nese efémero xesto que buscaba a eternidade. 

O ceo cambiou, a conexión rompeuse, as miradas separáronse. As cores rosadas do atardecer gritaban en silencio por aqueles que trataban de despedirse sen saber como facelo. Era tan fácil coma dicir adeus, tan difícil como empezar a pronuncialo. Pero doía, eles sorrían, pero doía moito. Ese abur cravado no seu corazón. Logo o ceo tinguiuse dunha falsa cor azul que só precedía a escuridade. 

Os latexos rompéronse. 

O silencio tremeu. 

Dúas almas separábanse, quizais para sempre, nese luscofusco que os rodeaba. E cando se afastaron o un do outro, as bágoas comezaron a correr polas meixelas de ambos, porque sabían que o seu adeus non era un ata logo. 

Os latexos, rotos, continuaron dando vida ós seus corazóns. 

O silencio, tremente, deulles un pouco de calma mentres se afastaban. A noite envolveu o mundo, o ceo vestiuse de negro; o atardecer marchou con aquela despedida e a noite só escoitou, na distancia, dous corazóns que a pesar de todo latexaban a un mesmo son.


Photo by Mark Harpur on Unsplash



Atardeceres (castellano)


Unas palabras en el viento, un adiós en el corazón. El aliento contenido en esa mirada demasiado fugaz, en esa sonrisa fingida. Un gesto, solo uno, en un frágil intento por agarrar el tiempo que se deslizaba entre los dedos. Y el sol se desvanecía en un espectáculo de luces perfecto para el decorado de esa actuación. 

El amarillo fue para la sonrisa, para las palabras bonitas y las promesas vacías. Una desesperada esperanza que tomaba forma en ese último encuentro, tratando de quebrar lo inevitable. Después el mundo se inundó de naranja y los sonidos se marcharon, la música cesó, las palabras se apagaron. Solo quedaron las miradas, que ya habían iniciado un camino de no retorno. Todos los sentimientos que nunca habían llegado a decirse se juntaron en ese efímero gesto que buscaba la eternidad. 

El cielo cambió, la conexión se rompió, las miradas se separaron. El color rosado del atardecer gritaba en silencio por aquellos que trataban de despedirse sin saber cómo hacerlo. Era tan fácil como decir adiós, tan difícil como empezar a pronunciarlo. Pero dolía, ellos sonreían, pero dolía mucho. Esa despedida clavada en su corazón. Luego el cielo se tiñó de un falso color azul que solo precedía a la oscuridad. 

Los latidos se rompieron. 

El silencio tembló. 

Dos almas se separaban, quizás para siempre, en ese ocaso que los rodeaba. Y cuando se alejaron el uno del otro, las lágrimas comenzaron a correr por las mejillas de ambos, porque sabían que su adiós no era un hasta luego. 

Los latidos, rotos, continuaron dando vida a sus corazones. 

El silencio, tembloroso, les dio un poco de calma mientras se alejaban. La noche envolvió el mundo, el cielo se vistió de negro; el atardecer se marchó con aquella despedida y la noche solo escuchó, en la distancia, dos corazones que a pesar de todo latían a un mismo son.



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#Entrada 9/50

Gracias por leer y déjate llevar por la fantasía...

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