Historias de estrellas

⭐A Sandra.
Que la magia de las Estrellas te guíe siempre
por los muchos caminos que decidas recorrer.⭐

Desde el principio de los tiempos, los seres humanos hemos mirado al cielo en busca de respuestas. Hemos creado historias mirando las peculiares figuras que forman las estrellas, historias que contestan a las grandes preguntas de la humanidad y que, durante siglos, han proporcionado consuelo a los curiosos. Incluso hoy en día, que sabemos que esos cuentos antiguos sobre dioses son solo mitos creados por nosotros mismos, seguimos difundiendo esas historias como parte de nuestra cultura.
Vemos las estrellas como un consuelo en la noche, como nuestras guías, incluso como nuestros confidentes. ¿Quién no ha mirado alguna vez al cielo y ha descubierto sus más profundos secretos? Buscamos desahogarnos con los astros, aun sabiendo que se encuentran mucho más lejos todavía de lo que aparentan estarlo. No obstante, siempre parecen observarnos, como unos viejos amigos preocupados por nosotros. Quizá sea por eso por lo que nos sinceramos tanto con ellos. O quizá sea que, simplemente, es más fácil hablar con alguien que no te puede escuchar, solo por el placer de dejar ir una parte de ti que te causa sufrimiento.
Las estrellas nos entienden. Ellas ya lo han visto todo, ya lo saben todo. Conocen todos los secretos del universo, de la humanidad en general y de cada persona en concreto. Parece que nada puede escapar a ese brillo misterioso que baña la noche.
Hay quien piensa que las estrellas conceden deseos. Las estrellas fugaces, al menos. Caen dejando su estela mágica en el firmamento y, como si nos bañaran con esa magia tan pura que es la esperanza, les pedimos que nuestros sueños se hagan realidad. Y realmente creemos que es posible. Quizá esa sea la verdadera magia de las estrellas fugaces: te hacen creer en ti mismo. Porque solo las personas capaces de creer en sí mismas tienen el poder de alcanzar cualquier meta que se propongan.
Son las estrellas las que marcan el camino. Incluso en la más absoluta oscuridad de la tierra, hay brillo en el cielo, y es ese brillo plateado el que guía a los perdidos, el que los saca de las tinieblas y los lleva de nuevo a su camino de luz. Porque, aunque las estrellas estén lejos, jamás nos dan la espalda, ni dejan que nos sumerjamos totalmente en las sombras.
Sí, las estrellas son mágicas, capaces de conseguir imposibles y capaces de hacer que nosotros, los mortales, los alcancemos también. El cielo guarda muchos secretos, muchos caminos y muchas magias poderosas, pero, de entre todas ellas, hay una verdaderamente especial, y es que las estrellas, el sol y la luna tienen el poder más inmenso y mágico que nadie pueda llegar a imaginar: el de conectar a las personas. Por muy lejos que nos encontremos, por muchos kilómetros que nos separen, el mismo cielo sobre nuestras cabezas es suficiente para conectarnos. A través de las estrellas se escuchan los pensamientos más hermosos, aquellos que dedicamos a nuestros seres queridos y que nunca jamás perecerán.
Quizá en unos cientos de años alguien le hable a los astros y sea capaz de escuchar los bellos recuerdos, los deseos, sueños y esperanzas acumulados por los siglos en el misterioso fulgor de plata de las lejanas estrellas.



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